Todos sabemos que la mente creativa funciona muy a su manera. No existe un modo único de ser creativo y cada geniecillo tiene su librillo. Por supuesto, en la creación de lenguas sucede igual. Dos de las ideolenguas más conocidas, el klingon y el dothraki, vinieron al mundo como un simple puñado de palabras raras. Solo más tarde, los lingüistas Marc Ocrand para el klingon y David Peterson para el dothraki tuvieron que crear una fonología, una gramática y un léxico a partir de tan escaso material.
Pero este sistema ni es lo normal ni es lo más recomendable. Piensa por ejemplo en que si comienzas creando un buen porrón de palabras antes de conocer alguna noción de fonología, te estarás perdiendo muchísimos sonidos que podrían interesarte. Y si te lías con la sintaxis —el orden de las palabras en las oraciones— sin saber gran cosa sobre morfología —cómo se adaptan las palabras a las oraciones—, seguramente también acabes por arrepentirte.
Por lo tanto, seguir un orden te va a venir muy bien para tener que evitar rehacer innecesariamente tu labor una y otra vez. No estoy seguro de que haya un orden universalmente mejor que los demás, aunque aquí propongo el siguiente:
- Comienza definiendo la historia, la cultura y el entorno natural de sus hablantes. Este paso es fundamental sobre todo a la hora de crear el léxico, que dependerá precisamente de la historia, la cultura y el entorno de sus hablantes. También puede ser fundamental si quieres que tu lengua evolucione.
- A continuación crea los sonidos de los que se compondrá tu lengua.
- Antes de ponerte a juntar los sonidos elegidos para crear palabras, será conveniente que definas su ortografía con caracteres latinos. Si también deseas crear una escritura original, puedes crearla ya o esperar si es que las musas no te visitan.
- Ahora ya podrás crear tus primeras palabras. No es necesario que hagas cincuenta mil de golpe, pues esta labor será la más larga y entretenida. Además, probablemente no acabes nunca de crear palabras.
- Cuando ya tengas unas cuantas palabras, dedícate a crear la gramática.
- Y cuando ya tengas todo esto listo, vuelve al comienzo, corrige lo que no te convenza, sigue creando nuevas palabras, prueba con diferentes oraciones y no te olvides de crear expresiones como saludos, modismos o insultos, que siempre vienen bien.
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