Hace algunos años hubo una agria polémica con la palabra «matrimonio», pues había quien decía por ahí —miembros de la RAE inclusive— que como antes significó no sé qué, debería seguir significando ese «no sé qué». Pero esta postura peca de dos graves errores. El primero es sobre su verdadera etimología. Ciertamente, el rey medieval Alfonso X el Sabio dejó escrito que en su opinión «matrimonio» provenía de la expresión latina «oficio de madre». No obstante, en este caso el Sabio se equivocaba, pues para los romanos matrimonium se refería al estatus jurídico de la madre dentro de un matrimonio —o connubium, como ellos lo llamaban—, en contraposición a patrimonium que era el estatus del padre.
El segundo error es la creencia de que la etimología sirve para exigir significados tradicionales a las palabras. Sencillamente, esto es una locura de las gordas. Si hiciéramos caso, deberíamos hacer que los cirujanos se olvidaran de bisturís y escalpelos porque «cirugía» proviene del griego «trabajo manual»; la misma palabra «trabajo» debería significar otra vez «yugo hecho con tres palos», que eso era lo que significaba en su origen; la palabra latina «minister», de donde procede la moderna «ministro», significaba «sirviente» —demasiado tentador para hacer algún mal chiste—; «rival» significaba «el que vive al otro lado del río», etc.
Que las palabras cambien de significado a lo largo de los años es algo inevitable por diferentes motivos. Pero lo que nos interesa a los creadores de lenguas es que tal cosa sucede pese a quien le pese, y esto nos permite jugar con las palabras de nuestras lenguas y sus significados. Para tener algún modelo con el que hacer nuestros propios cambios semánticos, a continuación veremos cómo se produjeron los que he citado en los párrafos de arriba:
- Matrimonio: no están claras las razones por las que este término cambió su significado original de «condición jurídica de la mujer dentro del matrimonio», por el posterior de «unión de hombre y mujer que establece una comunidad de vida». De hecho, parece que este cambio fue bastante complejo, pues durante el Medievo matrimonium también se utilizó como sinónimo de «esposa». Por el contrario, todos conocemos a la perfección el último cambio semántico de esta palabra, por el que ahora significa «unión de dos personas, indistintamente de su sexo, que establece una comunidad de vida». Este último caso se ha debido a la reciente normalización de la homosexualidad dentro de nuestra sociedad.
- Cirugía: esta palabra proviene del griego antiguo, cuando para hacer un diagnóstico médico era imprescindible palpar con las manos el cuerpo del enfermo, de ahí que significara en origen «trabajo manual». Sin embargo, a pesar de las habilidades manuales de aquellos cirujanos, en ocasiones era imprescindible utilizar utensilios para realizar intervenciones más agresivas. En contraste con otros tipos de médicos de la Antigüedad, como los dietéticos y los farmacéuticos, los cirujanos fueron poco a poco especializándose en las actividades que en la actualidad relacionamos enteramente con la cirugía.
- Trabajo: para los romanos, el tripalium era un tipo de yugo hecho con tres palos en el que se azotaban a los esclavos, de manera que fue natural que pronto se relacionara este término con el dolor y cualquier actividad que exigiera un esfuerzo especialmente doloroso… como trabajar.
- Ministro: del latín minister, que a su vez proviene de la voz minus, «menor». Durante la República romana tenía el significado de «siervo», pero a partir del siglo IV, los emperadores romanos empezaron a nombrar a sus propios «siervos» para las tareas del gobierno, lo que les permitía tenerlo todo más controlado. Así, los siervos se convirtieron en mandamases.
- Rival: en latín «río» se decía rivus, y el que vivía en las lindes de una tierra y al otro lado de un río era un rivalis. Según parece, los romanos —como los griegos— estaban todo el santo día litigando, y muchos juicios eran por cuestiones de lindes y tierras contra aquellos vecinos que vivían al otro lado del río, que de forma inevitable se convirtieron en «rivales».
Cómo crear una lengua, Editorial Berenice.
En efecto, la gente se toma las etimologías a veces demasiado en serio respecto a los significados actuales. Y a veces son absurdas en su composición sin un ejercicio de imaginación. Autopsia viene de del griego «Auto», uno mismo, y ὂψις /opsis/» ‘observar’; que significaba «mirar, observar»; algo que entra en contradicción con la dinámica de una autopsia; a falta de espíritus telequinéticos. Podemos incluso poner otros ejemplos de cambio semántico como «Azafata», que designaba a una criada de los nobles y «Camarero» era otro tipo de criado, que asistía en las habitaciones. Tampoco entendemos «Bizarro» como valiente y «friki» también designa a una subcultura que a menudo es masiva, de apasionados de la fantasía y la ciencia ficción.
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