Una nueva lengua: neologismos

Neologismos

Ya lo tenemos todo para ponernos a crear tantas oraciones como queramos. El erenna posee una fonología bien definida, así como su fonotáctica y su prosodia. Cuenta también con una morfología y una sintaxis razonablemente completas. Sin embargo, la mayor dificultad a la hora de ponernos a componer oraciones, es que el erenna va un poco corto de léxico.

Ahora bien, esto no es tan problemático como pudiera parecer, pues en anteriores entradas expliqué cómo el erenna puede crear términos de origen antiguo y adoptar nuevos préstamos. Solo queda ver cómo puede crear neologismos, y estaremos plenamente capacitados para inventar tantas palabras como necesitemos.

Con respecto a los neologismos, debemos tener en cuenta varias cosillas. La primera es que mayoritariamente se deben referir a cosas y conceptos novedosos. El erenna que estoy describiendo se habló en el siglo V, una época que debió ser para sus hablantes bastante innovadora en numerosos campos como la política, la filosofía o la guerra. Debido a la influencia de los d’arřān, los eredan hacía tiempo que habían abandonado su estilo de vida tribal. Pero en lugar de adoptar gobiernos monárquicos, ensayaron nuevas formas de gobierno como la oligarquía, la tiranía y la democracia (a imagen de los antiguos griegos). Asimismo, algunas personas encontraron grietas en las explicaciones religiosas y desplazaron su confianza a la razón para explicar los misterios del mundo (sí, también como los griegos). Y por último, la guerra debió sofisticarse mucho en aquella época. Ereōn —la patria de los eredan— estaba dividida en numerosas ciudades-estado que competían constantemente entre sí, lo que debió estimular la innovación militar (de nuevo, como los griegos; ¡qué le voy a hacer! Me fascina su historia y soy un copión).

Otra cosa que también es importante tener en cuenta a la hora de crear neologismos —así como cualquier otra palabra—, es que sus significados no tienen por qué ser iguales que los del español. Nuestra palabra «lengua» se refiere a ese húmedo músculo que tenemos dentro de la boca, pero por metáfora también lo utilizamos como sinónimo de «idioma». Sin embargo, la palabra inglesa «tongue» carece de esta segunda acepción. Por otro lado, todas las lenguas del planeta cuentan con su propio catálogo de palabras intraducibles. Uno de los ejemplos más conocidos del español es «siesta», que han adoptado muchísimas lenguas porque no tenían ningún equivalente en su léxico.

Tampoco está de más saber que las claves de creación de neologismos del español no son el único modelo que existe. Cuando echo la vista atrás y observo mis primeras lenguas construidas, me sonrojo al observar que copiaba tal cual los mismos prefijos y sufijos del español. Sin embargo, muchísimas lenguas carecen de este sistema, y las que lo poseen, sus afijos tienen significados diferentes.

Por consiguiente, intentaré apartarme todo lo posible del español… para copiar al inglés (lo dije; soy un copión). Pero antes de explicar esto último, diré que en erenna la derivación es un método poco utilizado. Los únicos sufijos derivativos que existen son los que he estado describiendo en las tres entradas sobre morfología (aquí, aquí y aquí los podéis ver). De todos ellos, los más importantes para la formación de neologismos son los sufijos que marcan el masculino, el femenino, el colectivo y el abstracto.

Sin embargo, el método estrella en erenna es la composición, es decir, la unión de palabras con sentido independiente, tales como «telaraña» o «mediodía». Aquí es donde me voy a aproximar al inglés, concretamente a una de sus características que siempre me han llamado más la atención: los phrasal verbs. Como supongo que todos sabréis qué son, me salto su explicación y revelo directamente porqué me interesan tanto: son el eslabón perdido entre la composición y la derivación. En la actualidad, el término off del inglés tiene pleno sentido de forma independiente, pero como en los phrasal verbs se vuelve mucho más impreciso, cabe imaginar que en el futuro pueda convertirse en un auténtico sufijo.

En erenna no existe nada parecido a los phrasal verbs, pero sí existe una serie reducida de palabras que suelen emplearse profusamente en las palabras compuestas, y cuyo significado bailotea de un modo similar al de los adverbios y preposiciones de los phrasal verbs. Veamos ahora los más utilizados:

  • «eħ/eħa»: «comienzo». De la raíz «et».
  • «non»: «final». De la raíz «nam», que evolucionó en el arřān a «nom» (contrario).
  • «in»: «intermedio». De la raíz «hin» (medio).
  • «poř»: «contrario». De la raíz «phař» (diferente), que evolucionó en el arřān a «poř» (contrario).
  • «dal»: «igual».
  • «ei»: «bueno, favorable». De etimología incierta, aunque se especula que surgió como expresión impulsiva, como la expresión homónima del español «ey». Ocupa siempre el primer puesto de la palabra que compone.
  • «lin»: «débil». De la raíz «lim» (débil).
  • «ſen/-en»: «hacedor». De la raíz «phen» (acción). Es la única palabra de esta lista que suele perder su primera consonante cuando aparece al final de una palabra compuesta.
  • «eri»: «portador». De la raíz «eri» (posesión).
  • «oř»: «de categoría superior». De la raíz «ař» (ser) , que evolucionó en el arřān a «oř».
  • «as»: «sagrado». De la raíz «has» (sagrado). Siempre aparece al final de la palabra.
  • «ur»: «herramienta». De la raíz «huřs» (objeto).

Una cosa más que debo añadir es que cuando dos palabras se unen para formar otra compuesta, si se forma un hiato, este se suele monoptonguizar. Por ejemplo, si la palabra «ca» se une con la palabra «es», el resultado no sería «caes» sino «ces».

Ahora sí, ya me puedo poner a crear neologismos:

  • Oligarquía: «esarōn», de «esār» (jefe de los oligarcas) y «on» (dominio). La palabra esār proviene a su vez de «es» (dos) y «ař» (ser), y se cree que esta etimología se debe a que el esār era el número dos en las antiguas monarquías, y que cuando estas fueron derrocadas, se proclamó a los d’esār (plural que significa «todos los esār») como nuevos jefes de gobierno.
  • Dictadura: «dolēriħe», de «doleri» (dictador), y esta de «dola» (bastón de mando, el símbolo del gobierno), más «eri» (portador). El sufijo «-ħe» es propio del género abstracto. Este tipo de gobierno solía formarse en situaciones de extrema gravedad, cuando todo el poder se delegaba de forma legal a una única persona. Si pasado el peligro, el dictador no entregaba voluntariamente su poder, entonces se convertía en un tirano.
  • Tirano: «goluren», de «gol» (objeto torcido), «ura» (palo) y «en» (hacedor), es decir, más o menos «el que tuerce los bastones», en alusión al bastón como símbolo de gobierno. Los di goluren se distinguían de los di doleri en que estos eran elegidos por medios legales y los primeros no.
  • Democracia: «cařmadāi», de «cařma» (gobierno; etimología ya vista aquí) y «dai» (todos).
  • Magistrado: «edeleri», de «edēl» (anillo) y «eri» (poseedor). Los magistrados se distinguían por la posesión de un anillo de bronce, un símbolo considerado más humilde que el bastón de mando. El único magistrado que legalmente podía empuñar uno de aquellos bastones era el dictador o doleri.
  • Ley: «calta», de «cal» (costumbre) y el sufijo «-ta» (del género arcaico abstracto). O sea, sería como decir en español «costumbridad».
  • Educación: «acanāħ», de «acān» (humano, persona; etimología ya vista aquí), y la terminación verbal del infinitivo «-āħ», es decir, «humanizar».
  • Filosofía: «niconta», literalmente «lo racional». Proviene del préstamo arřān «nicon» (razón, pensamiento correcto), y este de la raíz «nik» (inteligencia). El sufijo «-ta» pertenece al género arcaico abstracto.
  • «Corossane»: se trata de una corriente filosófica humanista, que considera al hombre responsable de sí mismo en lugar de depender de dioses o imperativos morales. El nombre proviene de «coros», préstamo arřān que significa «plaza mayor» —por ser el lugar habitual de las reuniones de estos filósofos— más «yane» (idea, ideología). Coros procede de la raíz «keř» (centro), y yane de «jan» (conducción, guía).
  • «Lauryane»: corriente filosófica opuesta a la anterior, que considera que la verdad absoluta es independiente de las opiniones de cada uno, y que la principal labor del filósofo es descubrirla. El nombre deriva de «laur» (colina) —para no mezclarse con los anteriores, solían reunirse en una colina de la ciudad más importante de Ereōn— más «yane» (idea, ideología).
  • Jabalina pesada: el primer choque entre dos ejércitos de Ereōn solía consistir en un intercambio de jabalinas pesadas diseñadas específicamente para inutilizar los escudos enemigos. La jabalina de mayor éxito se llamaba «nurur», de «nur» (mandíbula), por tener la hoja dentada como la mandíbula de un carnívoro, y «ur» (herramienta).
  • Escudo pesado: «peran», de la raíz «peř» (fuerte, estable). También significaba «caparazón de tortuga». Este escudo se diseñó para tratar de contener las acometidas de los di nurur.
  • Soldado pesado: «peraneri», o sea, portador del peran.

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3 comentarios en “Una nueva lengua: neologismos

  1. Está curioso. La de «Educación» es especialmente bonita; el humanizar a la gente. Tiene toques muy griegos este idioma; le da un enfoque más familiar y acogedor, y a la vez muy clásico. Los vocablos «intraducibles» son una constante en las lenguas, aunque muchos de los términos son pequeñas variantes semánticas más que conceptos culturales que requieran grandes explicaciones para entenderlos; detalles en los que unas culturas se fijan que otros no o que unas culturas dan más peso que otras. Tengo ganas de conocer más vocablos «Intraducibles».

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    • Desde hace unos años estoy estudiando la historia griega, que me fascina. Y ya sea por casualidad o de forma inconsciente, reconozco que me está saliendo una lengua muy a la griega (al menos en fonemas e historia). De hecho, he tenido que recular en algunas cosas para que ambas lenguas no se parecieran tanto. Por ejemplo, en un principio decidí que las vocales tónicas fuesen semilargas, hasta que de pronto recordé que… sí, cierto, también las tiene el griego, y las eliminé.

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  2. Pingback: Una nueva lengua: antropónimos | Cómo Crear una Lengua

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