Hace tan solo setenta años se descubrió que en una lengua del suroeste de Canadá llamada Kwakiutl se presentaba una cualidad desconocida entre las lenguas más habladas del planeta: la evidencialidad. Desde entonces, se ha demostrado que esta peculiaridad está en realidad bastante extendida, y que entre el veinte y el veinticinco por ciento de las lenguas del planeta la poseen. En comparación, otro rasgo gramatical tan familiar para nosotros como el género, está presente en un porcentaje de lenguas similar.
La evidencialidad consiste en un tipo de marca verbal que señala la fuente de la que se ha servido el hablante. Pueden existir diversas clases. Veamos algunas:
- Contacto directo: cuando un verbo lleva esta marca significa que el hablante ha sido testigo de la acción.
- Indicios: con esta otra marca el hablante reconoce que solo supone la acción por medio de indicios.
- Tercera persona: esta marca indica que el hablante solo habla de oídas.
- Pura imaginación: la acción solo está en la cabeza del hablante.
No hablo ninguna lengua con evidencialidad, y como no me apetece hacer un simple corta y pega con ejemplos de otras páginas, voy a medio inventar una lengua con esta peculiaridad: el español evidencial.
Veamos, si el español tuviera que marcar en todos sus verbos estos cuatro tipos de evidencialidad podría hacerlo del siguiente modo:
- Contacto directo: «María cantó». En este ejemplo no he añadido ningún morfema especial, de manera que transmite la idea de que el hablante sabe perfectamente lo que hizo María porque estuvo presente, la vio con sus propios ojos y, si la chica no tenía mucho talento, sus oídos la sufrieron. Esto se traduciría al español verdadero así: «vi a María cantar».
- Indicios: «María cantió». Con el sufijo «-ió» el hablante no sabe a ciencia cierta si María cantó o no, pero lo supone por diversos indicios. Quizás la acompañó al concierto y luego se fue, o solo vio una publicación en twitter, o qué sé yo. Es decir, sería equiparable a la expresión «supongo que María cantó».
- Tercera persona: «María cantinó». Ese «-inó» nos dice que el hablante piensa que María cantó porque alguien se lo ha dicho. La seguridad de que cantara María no puede ser, por consiguiente, absoluta, y depende de la fiabilidad de la persona que le haya facilitado la información. Esta conjugación sería como decir «me dijeron que María cantó».
- Pura imaginación: «María canturó». Ahora, con el sufijo «-uró», la acción se torna pura especulación o el producto de la imaginación de un escritor o un guionista. En español puro y duro diríamos «me imagino a María habiendo cantado».
En las lenguas naturales hay aún más tipos de evidencialidad, como por ejemplo la distinción entre ver una acción o simplemente escucharla, que es lo que hace la lengua tuyuca del Amazonas. Pero los creadores de ideolenguas podemos idear muchas más. Se me ocurren varias, como por ejemplo la revelación divina o la telepatía, muy útiles quizás para culturas de mundos de fantasía.
Cómo crear una lengua, Editorial Berenice. También en Amazon
Cuando hace unos años dedicaba casi todos mis ratos libres a investigar lingüística para mis conlangs, descubrir esto fue un auténtico mind blown, me dejó totalmente alucinado. Me parecía jnconcebible que la veracidad de una afirmación se pudiera marcar en la desinencia del verbo como si fuera un tiempo. Cosas de la mentalidad indoeuropea, supongo XD.
Gran trabajo como siempre. Un saludo desde la ciudad de tu apellido ^^.
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